Fue entonces cuando me paré a pensar en qué lugar sería el más acertado para poder pasar los próximos últimos meses de mi año académico.Quería cerrar mi etapa universitaria (por el momento) a lo grande. Barajé la posibilidad de irme a un sitio pintoresco y cálido, parecido a mi hogar, como es Italia. Luego me di cuenta de que, aunque podía ser un cambio importante, seguiría sin ser "radical". Así pues me decanté por Holanda, los Países Bajos. ¿Por qué? Pues porque no me llamaba absolutamente nada la atención. Sabía que si no fuese por el Erasmus, no me hubiese decantado a ir, al menos, por el momento. Nijemegen fue la elegida aunque era mi segunda opción, la primera fue Groningen. Sin embargo, no me arrepiento ahora de haberme venido aquí, es una ciudad increible.
Me lo tomé todo con mucha calma (casi siempre). Me hice a la idea de que iba a irme, sin cuestionarme si iba a pasar o no los tres exámenes de inglés, si iba a tener quebraderos de cabeza con los papeles de la Universidad, etc. Simplemente lo decidí y dejé que las cosas surgiesen como tenían que surgir, de forma natural, sin forzar absolutamente nada. Conforme pasaba mi año, iba recibiendo buenas noticias y viendo que el cambio que realmente creía que necesitaba estaba al llegar.
Los días pasaban y el Erasmus estaba a la vuelta de la esquina. Lo predispuse todo para poder irme (casi) sin ninguna preocupación a mi nuevo hogar. Curiosamente no estaba nerviosa (apenas), me decidí a pensar en el día a día, a observar detalles que antes pasaba por alto, a saborear más las comidas, a dejar que el sol me diese en la cara. En definitiva, a disfrutar del momento, de lo que tenía que sabía que allí podría echar de menos. Y. aunque las despedidas siempre son tristes y no a todo el mundo se nos dan bien, me limité a concienzarme de que ese era el camino y lo tenía que probar.
Así fue como tomé un avión a Weeze (Alemania), de madrugada. El mismo día y el mismo momento en el que se produjo un terremoto en Málaga, yo esperaba en el mostrador de facturación. Yo, que soy de cagarme con mucha facilidad, cogí mi maleta y me subí a un avión en el que la mayoría de los pasajeros eran rubitos, de piel rosada y vocabulario indescifrable.
No voy a negar que mi primer día fue un autentico caos. Lo llevaba todo organizado desde casa, iba a participar en la Semana de Orientación de la universidad que tan bien estaba programada y planificada para hacer más fácil la llegada a los estudiantes internacionales. Estos holandeses son extremadamente organizados y ordenados con todo, TODO.
Sin embargo, los primeros días siempre son difíciles para todo el mundo en todas partes, así que mi llegada aquí no iba a ser menos. Cuando me bajé en el diminuto aeropuerto de Weeze, tomé una lanzadera que me llevó directamente a Nijmegen. Ibamos tres personas en el "autobús": el conductor, un chaval italiano y yo. El conductor no entendía apenas el inglés y yo menos el holandés-alemán-o lo que fuera eso. Así que podéis imaginaros lo gracioso que fue el trayecto.
Cuando llegué a la estación de Nijmegen ya nos estaban esperando los mentors de la Semana de Orientación para llevarnos a la Oficina Internacional y firmar los papeles de la residencia, recoger llaves, darnos nuestra tarjeta holandesa, sudadera, etc. Una vez allí, nos dedicamos a esperar la interminable cola durante más de dos horas. (Aquí tengo que recalcar que llevaba sin comer absolutamente nada desde la madrugada, cuando tomé el avión). Después nos llevaron a "Mordor", que es donde está mi residencia, en el quinto pino, (Vossenveld), en una lanzadera.
¿Mi primera impresión de la residencia? un poquito desastre. Todo está un poco dejaillo pero por fuera se ve bien. Es un edificio de 7 plantas con ventanas enormes sin persianas y habitaciones grandes. La habitación estaba bien, no demasiado limpia pero tiene de todo, incluso ducha y lavabo.
Ese mismo día nada más llegar, sin haber cenado ni nada, me dediqué a conectar mi ordenador al Internet de la residencia. NO HAY WIFI, va por cable todo. asi que le dediqué rato. Después eché también mi tiempo tratando de conseguir que la tarjeta holandesa que me habian dado para el telefono funcionase...hay que seguir una serie de pasos para conectar Internet...
Después de eso, tuve que pegarme la carrera de mi vida para coger el autobus que está a 10 minutos andando de la residencia (porque vivo en Mordor y aquí no llegan los autobuses). Finalmente, esa noche hicimos "International bbq" y se me pasó un poco el mal rato.
Durante todos estos días estamos haciendo miles de actividades, juegos, visitando lugares, probando cosas nuevas, escuchando en los pubs mucho regaeton y musica pasailla española, etc. Estoy empapandome de sensaciones y escuchando y observando a cada paso que doy.
¡Tengo bici! La compramos el otro día en una tienda de bicis de segunda mano y me sentí como cuando me enseñaron a coger la bici por primera vez en mi vida, tuve varios intentos de caida y estuve a punto de estamparme contra un árbol en un momento dado, pero por todo lo demás, guay. Aquí las bicis son algo absolutamente indispensable, tooooooooooooodo el mundo tiene una y no tienen por qué ser bonitas o super modernas, cualquier cosa que tenga ruedas y funcione es válido. He visto niños pequeños, abuelitas, papás con los niños colocados en la parte delantera de la bici, estudiantes volviendo de fiesta, etc. Es algo básico y muy respetado aquí. Todavía estoy en proceso de adaptación porque solo llevo aquí tres días pero lo de la bici me va a gustar (creo).
Comidas...no
conozco ningún chef de prestigio holandés aun, pero hasta lo que he visto
ahora, no hay maravillas culinarias. Tienen sus pannekoeken (tortitas o crepes de
toda la vida de Dios), los stroopwafels ( como
galletitas gigantes con caramelo por dentro, me pirran),kroketten
( como croquetas alargadas untadas en mostaza ), los kip saté (pinchitos
de pollo con salsa de cacahuete, está bueno aunque suene extraño), luego
están los haring (es pescado crudo Dios mio, no sé si lo probaré), etc.
Todavía tengo que probar y descubrir muchas más comidas, pero por ahora está
todo bueno.
Como
tiendas y lugares interesantes hay muchos pubs en los que se hacen fiestas para
los estudiantes internacionales, hay Mcdonalds, Cex, Lidl, Aldi...y ¡¡ZARA,
H&M, MANGO, PRIMARK!!... se puede encontrar de todo, a un precio una
mijilla más caro que en España, pero bueno si lo haces bien, te mantienes. El Primark es algo básico aquí, se encuentra de todo para la habitación y es más o menos barato (no tanto como en España). Tengo que descubrir también el Hema, cuando tenga algo de tiempo.
Y
por último, LA UNIVERSIDAD. Es una autentica pasada, no os podéis imaginar lo
grandisimo que es el campus y lo perfectamente organizado que está todo. Hay
sofás, portátiles y sillas blanditas en tooodas partes. Todo es
ultra-mega-hiper moderno y todos los edificios están preparados para que no
pases ni una pizca de frío, incluso algunos están interconectados entre ellos
para que pases de uno a otro sin salir a la calle. Hoy he ido a la biblioteca y
hay hasta sillón que da masajes (INCREIBLE). La cafetería tiene buffet libre y
es gigantesca, de dos plantas. Y el gimnasio también es de dos plantas con
cafetería. Aquí se aprende hasta "pole dancing", montar a
caballo, mountain bike (en los Paises Bajos, lo sé, surrealista)...
Estoy enamorada del campus, la verdad.
Esta siendo una semana muuuy estresante, pero muy divertido todo, se aprende mucho y se conocen todos los días cientos de personas. De momento, me estoy adaptando, aunque no soporto las mojadas por la noche con la bici por culpa de la lluvia o el "chirimichi" que no acaba nunca. Me cala hasta los huesos y vuelvo hecha una sopa, voy a apañarme uno de esos trajes patéticos de pantalón y abrigo impermeables.
Comida "española"
Una parte de la biblioteca
Por
ahora eso es todo, ¡aún me queda mucha Holanda por ver!
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